Análisis

El envío de capos criminales a EE.UU mostró un giro en la política de seguridad de Sheinbaum. Expertos dicen que copia fórmulas fallidas que ignoran a las víctimas.
Una serie de homicidios y una ola de ataques contra personal de salud Santiago de Chile han dejado al descubierto nuevas dinámicas criminales. Pablo Zeballos las analiza.
La llegada de una nueva misión internacional acaba de abrir un nuevo capítulo en la larga y compleja historia de Haití, el país más pobre de las Américas y, desde hace meses, víctima del control casi absoluto de una red de pandillas violentas. La misión, liderada por Kenia, ha despertado esperanza, escepticismo y preocupación por el futuro.
Detrás de las historias de represión en Venezuela se asoma el rol de los colectivos, grupos paramilitares que simpatizan con el gobierno, y muchas preguntas sobre su futuro.
Homicidios a sangre fría a plena luz del día, dinámicas mafiosas, funerales narco. En poco más de una década, Chile ha pasado de ser testigo a protagonista del mapa criminal de América Latina. Pero mientras otros gobiernos de la región abordan el crimen con políticas punitivas, la administración de Gabriel Boric ensaya otras estrategias. ¿Pueden funcionar?
Claudia Sheinbaum, la nueva presidenta de México ha roto el techo de cristal, de eso no hay dudas. Sobre lo que sí las hay, es lo que va a pasar una vez que el fervor de los festejos se diluya y deje al descubierto la compleja realidad que su administración tendrá que abordar: altas tasas de homicidios y desapariciones, fortalecimiento de las organizaciones criminales en el territorio y un sistema de justicia que no logra hacerles frente.