PAMELA HUERTA: "EL NARCOTRÁFICO LLEVA LA DELANTERA"

Los cultivos de hoja de coca aumentaron un 18 porciento entre 2021 y 2022 en Perú, principalmente en las zonas de frontera de la Amazonía. Hablamos con la periodista Pamela Huerta sobre el impacto de este cambio en las comunidades locales y el medio ambiente.

Texto: Josefina Salomón / Edición: Ronna Rísquez / Ilustración: Sergio Ortiz Borbolla

Cuando la periodista Pamela Huerta entrevistó a Jeremías*, un cultivador de coca en la provincia de Mariscal Ramón Castilla en el norte de Perú, cuatro años después de su primera visita, muchas cosas habían cambiado.

Jeremías había terminado de construir su casa y estaba esperando las ganancias de la próxima “campaña” para poner puertas y ventanas. Quería que sus hijos no tuvieran que quedarse en casas de familiares para poder ir al colegio. Jeremías controla cultivos de coca y laboratorios donde se produce pasta base de cocaína. Está al final de la cadena de distribución de la cuarta droga ilícita más popular del planeta.

Su historia es ilustrativa de muchas de las dinámicas que tienen lugar en Perú, el segundo principal país productor de hojas de coca a nivel global.

Su casa no es lo único que ha cambiado.

Los cultivos de hoja de coca aumentaron un 18 porciento entre 2021 y 2022 en Perú, según el último informe de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida). Los estados de Ucayali y Loreto, que comparten grandes zonas fronterizas con Colombia y Brasil son las regiones donde más se ha documentado el mayor aumento.

También son de las zonas más habitadas por comunidades indígenas y forman parte de la Amazonía, el área más biodiversa del mundo, que está actualmente en peligro, entre otros factores, por el impacto de las organizaciones criminales que trafican drogas ilícitas y oro producto de minería ilegal, según reveló la investigación Amazon Underworld.

En los últimos años, las organizaciones criminales han demostrado crecientes niveles de adaptación frente a nuevos contextos, mercados y estrategias de seguridad. Los días de los grandes capos del narcotráfico que controlaban todos los aspectos del negocio fueron reemplazados por nuevas dinámicas “empresariales” donde grupos más pequeños están a cargo de cada eslabón de la cadena, de manera independiente.

Hablamos con Huerta sobre el presente, y posibles futuros, de una de las zonas más importantes del mapa criminal de América Latina.

Una mujer entre arbustos de coca en un campo en la provincia Mariscal Ramón Castilla, en la región peruana de Loreto, donde la producción de coca se ha expandido en los últimos años. Foto: Pamela Huerta
Una mujer entre arbustos de coca en un campo en la provincia Mariscal Ramón Castilla, en la región peruana de Loreto, donde la producción de coca se ha expandido en los últimos años. Foto: Pamela Huerta

In.Visibles (IV): En tu reciente crónica sigues la historia de quien llamas Jeremías, un cultivador de coca y productor de cocaína que involucró a toda su familia en el negocio, incluyendo a su hija.  

Pamela Huerta (PH): Si, conocí a la hija de Jeremías cuando tenía nueve años, ahora ya está por ingresar en la secundaria. Recuerdo que era muy atenta, muy avispada. Cuando entrevistábamos a su papá, intervenía y nos contaba que a ella le gustaba acompañarlo en el trabajo, que le ayudaba a mover la mercancía.

Le pregunté a él si no le daba temor porque ella era niña, mujer, y me dijo que no. Le planteé un cuestionamiento desde ¿sabes que estás con tu hija, que es menor de edad y que la estás exponiendo estos riesgos?” Y me dijo que no, que “acá es así.” Solo eso. Eso te plantea un perfil psicológico de él.

IV: ¿Como se refleja la experiencia de la hija de Jeremías en la de otras mujeres en las comunidades?

PH: Hay distintas maneras en las que estas dinámicas las afectan. Si bien la población en general está sometida a ciertas circunstancias, siempre las mujeres vamos a llevarnos la peor parte.

También hay que entender que la mayoría de la población en estas zonas es población indígena y las dinámicas culturales determinan cómo se establecen los vínculos de pareja.

La historia de Jeremías, por ejemplo, explica mucho de esto. Cuando se une a su esposa, ella era una niña. Él ya se dedicaba a movilizar pasta base, ya había estado en los laboratorios, había pasado por varios de los eslabones de la cadena y veía que había demasiados riesgos. Lo que quería era cultivar, vender su hoja y, así, estar tranquilo.

Esa era su visión inicial, pero no podía porque él no era indígena y no podía acceder al territorio. La única manera en la que podía hacer esto era uniéndose a una persona indígena de ese territorio, así empieza a expandirse y extender su negocio.

IV: ¿Toman estas mujeres otros roles luego de ser la llave para acceder a los territorios?

PH: Totalmente. Hasta donde lleguen depende de cada caso. La esposa de Jeremías, por ejemplo, era como un poco más pasiva, no se involucraba directamente en el negocio más allá se ser el sostén de la actividad agrícola.

Ella, por ejemplo, es la que me mostró cómo raspar arbustos porque yo le decía que tenía curiosidad porque veía la forma en la que esa actividad dañaba las manos de las personas. Pero más allá de eso, ella se involucraba más en las tareas domésticas porque Jeremías tenía una visión de modelo de familia conde el hombre es el proveedor y la mujer es la que se queda en casa.

IV: De alguna forma su hija rompe con esa dinámica…

PH: Si. Cuando le pregunté a Jeremías por eso lo que me respondió era que lo que a él le llamaba era el interés que su hija tenía por el negocio, al contrario de sus otros dos hijos.

IV: Pareciera que esta familia ilustra muchas de las dinámicas que se dan en este mercado ilegal, incluyendo los roles de las mujeres.

PH: Si, hay mujeres que producen, que acompañan, que transportan e incluso algunas quienes controlan todo. Este es un ejemplo interesante, pero creo que aún falta explorar mucho sobre el rol de las mujeres en los mercados criminales.

Creo que ahí también tiene mucho que ver que las mujeres son mucho más reservadas al hacer las cosas que los hombres. Pero hay mujeres que tienen roles muchos más protagónicos que aún faltan explorar, pero a las que acceder también es difícil porque esto de ser más reservadas.

“La pregunta es: si no se dedican a esto, ¿a qué se podrían dedicar? Es un análisis complejo que define una realidad compleja pero que evidencia que el crimen organizado aprovecha estos escenarios en donde el Estado no quiere actuar o no quiere hacerse presente.”

IV: Mencionaste que, con el paso del tiempo, las dinámicas criminales, particularmente en la provincia de Mariscal Ramón Castilla, cambiaron drásticamente. ¿Cuáles fueron los cambios principales?

PH: Creo que hay dos cosas que puedo resaltar que vi en casi cuatro años trabajando en esta zona.

La primera tiene que ver con las dinámicas de transporte de la mercancía. Antes había una suerte de cadena, una persona que producía y llevaba su mercancía a los puntos de acopio. Durante la pandemia, hay un quiebre porque las rutas comenzaron a estar mucho más controladas y, al menos en teoría, nadie podía moverse y ahí aparece un nuevo actor que iba y recogía la mercancía de todos los productores y la llevaba a los puntos de acopio. Entonces lo que hacía Jeremías con su hija en un principio, que era movilizar su producción hasta los centros de acopio, cambia. Y si bien cambian también los precios porque les pagaban un poco menos, me decía que para él era mejor porque ya no estaban expuestos al riesgo, simplemente alguien venía a su casa y recogía la producción.

Lo otro que cambia tiene que ver con la nacionalidad de las personas que ejercen los roles principales. Hace cuatro años tú veías que los patrones en los centros de acopio eran peruanos, pero ahora quienes han acaparado el espacio son patrones colombianos y brasileños. Este fue el resultado de una disputa entre grupos en esas zonas por el control, entre el Primeiro Comando da Capital, el Comando Vermelho y la Familia do Norte en el que las disidencias finalmente deciden agruparse y formar un nuevo grupo. Ahí no hay lealdades, están funcionando como un negocio y trabajando para el mejor postor. Eso hace que el negocio sea más eficiente.

IV: Se están profesionalizando cada vez más…

PH: Si. Si bien a nivel periodístico recién lo estamos reportando, hay mucha evidencia académica de eso. Yo lo planteo como dinámicas de tercerización en el negocio y el tema es que las dinámicas estatales se aferran a esta dinámica de carteles y capos de la droga porque no quieren aceptar lo que ocurre o no quieren hacer su trabajo.

Incluso la Fiscalía aquí también reconoce que ya no es funcional para la investigación seguir pensando que hay una persona que controla todo. Si fuera así sería mucho más sencillo acabar con el narcotráfico, pero ahora es mucho más complicado porque tú sacas a uno y hay dos detrás de él que llegan a sostener todo.

IV: ¿Cómo pueden estas comunidades que dependen de economías ilícitas moverse a otras, lícitas?

PH: Creo que es bastante complicado, pero creo que se podría empezar por lo menos por darle a estas personas acceso a servicios básicos como agua, energía eléctrica, acceso a educación y a salud. Que no tengan que navegar seis horas y luego tener otro tramo por tierra de una hora más para poder ir al colegio. El Estado, más allá de estar presente, porque hay presencia del Estado a través de una comisaría o el Ejército, lo que tiene que hacer es atender a las personas de estos territorios alejados de la accesibilidad, de movilidad, de las comunicaciones.

Estas personas son conscientes de que están en un contexto de ilegalidad. Hay que entender que hay muchos eslabones, y que en cada uno hay un nivel de responsabilidad. Una persona que cultiva hoja de coca no tiene la misma responsabilidad que una persona que controla 50 hectáreas de cultivos que luego terminan en un laboratorio en donde ellos procesan esta materia prima que luego termina siendo pasta básica y luego pasa a los cristalizados para hacer cocaína y luego entrar en ruta para abastecer, especialmente a Brasil y Europa. 

Entonces, en gran medida el contexto define la forma en la que estos actores deciden involucrarse en estos delitos. Al igual que Jeremías, o un finquero, o un raspachín, la pregunta es: si no se dedican a esto, ¿a qué se podrían dedicar? Jeremías no hubiera podido construir su casa en cuatro años y sus hijas probablemente no estarían yendo al colegio.

Es un análisis complejo que define una realidad compleja pero que evidencia que el crimen organizado aprovecha estos escenarios en donde el Estado no quiere actuar, no quiere hacerse presente, no quiere atender, porque la persecución y la represión del delito no es suficiente.

IV: Todas las crónicas de Amazon Underworld resaltan el impacto de la falta de presencia estatal en la Amazonía.

PH: Hablar de falta de presencia sugiere que es un terreno en el que no hay absolutamente ninguna entidad del Estado en términos formales. Y, por ejemplo, en esta zona encuentras una comisaría y puestos de control del Ejército, incluso de la Marina. Encuentras una posta médica cayéndose, pero la encuentras, un colegio, aunque tiene una infraestructura fatal, un alcalde, etc.

Entonces creo que, para ser más precisos, tenemos que hablar de la falta de voluntad política del Estado para asumir sus responsabilidades, hacer lo que le toca hacer en estos territorios, cubrir las necesidades básicas de esta población, teniendo en cuenta la cosmovisión de las poblaciones.

Amazon Underworld encontró presencia de organizaciones criminales en el 70 por ciento de la Amazonía.

IV: ¿Qué papel juega el contexto político actual de Perú en la presencia del estado en los territorios?

PH: El contexto político nacional afecta la posibilidad de la presencia del estado en los territorios. No puedan haber o no se puedan establecer políticas nacionales con enfoques territoriales necesariamente sostenidos en este contexto, con tantos cambios de ministros, y políticas.

No se habla, por ejemplo, de la cantidad de droga que se mueve por los ríos, especialmente en la Amazonía, en donde no hay carreteras. No hablan de la falta de combustible o botes para los policías que tienen que combatir el narcotráfico en esa zona de frontera. Eso es falta de voluntad política.

IV: ¿Cómo ves el futuro?

PH: Yo creo que no hace falta ser vidente para saber que el narcotráfico, al menos en esta zona, se va a seguir asentando.

Me gustaría ser más optimista, pero en verdad no creo que mientras que el Estado no vaya, al menos intente ir a la par de cómo se mueven y se manejan las dinámicas tan cambiantes de narcotráfico, sus estrategias no van a funcionar.

El narcotráfico va a llevar siempre la delantera porque están constantemente en procesos de innovación, de mejorar sus cadenas de producción, de mejorar sus cadenas de transporte. Están constantemente buscando la manera de mejorar los cultivos, hacer injertos, traer nuevas semillas, mejorar los procesos en los laboratorios buscando constantemente insumos que puedan movilizar sin que sin que puedan ser rastreados. O sea, el narcotráfico como actividad ilícita está constantemente innovando, está constantemente buscando la manera en la que su negocio sea más eficiente, mientras que las autoridades parecen quedarse en los ochentas, en los noventas, en dinámicas que quieren investigar bajo parámetros que ya no son funcionales.

*No es su nombre real.

La entrevista ha sido condensada y editada para mayor claridad.

La investigación completa de Amazon Underworld, está disponible aquí.