Diana María Salcedo López: “Las mujeres aportamos una visión única para tramitar los conflictos”

La sociedad civil es un actor clave a la hora de liderar procesos de construcción de paz, incluyendo con la participación de mujeres y movimientos feministas. Hablamos con la investigadora y miembro de Amassuru, Diana María Salcedo López, sobre algunas de las experiencias más significativas en América Latina y las perspectivas a futuro en una región en conflicto.

Texto: Josefina Salomón

Ilustración: Jonh Gómez

Desde las madres de las personas desaparecidas en Argentina, hasta las lideresas comunitarias en Colombia, y las mujeres indígenas en Guatemala, las mujeres han estado al frente de procesos de paz en todo América Latina durante décadas. 

La investigadora Diana María Salcedo López dice que a pesar de los nuevos desafíos que presenta el contexto actual –incluyendo la fragmentación de organizaciones criminales y la baja resiliencia de los Estados—tiene una mirada esperanzadora sobre el futuro. 

Hablamos con Salcedo López, quien liderará el panel “Experiencias de la sociedad civil en la construcción de paz” en el Seminario Amassuru 2025 “Retos para la construcción de paz en contexto de violencia”.

In.Visibles (IV): ¿Cuáles son algunos buenos ejemplos de experiencias de la sociedad civil en la construcción de paz en América Latina?
Diana María Salcedo López (DMSL): En América Latina claramente Colombia ocupa un lugar central en cuanto a construcción de paz, por el rol que tuvieron los movimientos feministas y de mujeres en el proceso de diálogo del acuerdo de paz, que posibilitó reconocer que la paz es con las mujeres. Hemos generado propuestas innovadoras, que llevaron a la inclusión de más de 100 medidas en el acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de 2016 y continúa hoy ejerciendo presión para la negociación y el desmantelamiento de grupos armados al margen de la ley y el reconocimiento de las violencias cometidas por las fuerzas armadas. 

Pero en la región hay muchas otras experiencias inspiradoras. Por ejemplo, la Comisión de la Verdad en Perú, que fue un proceso en el que se documentaron casos de violencia sexual cometidos en el contexto de la conflictividad armada. Como parte de la justicia transicional que llegó después, se dio visibilidad a las mujeres que estaban desaparecidas y las que habían sobrevivido violencia sexual, propuso programas de reparación integral y memoriay ahí Perú se convirtió en un referente en la construcción de la paz formal.

Guatemala también es un buen ejemplo de la participación política de las mujeres indígenas y el reconocimiento de los impactos desproporcionados producidos en sus cuerpos, logrando el primer juicio en el mundo por esclavitud sexual y doméstica cómo crimen de guerra, además de su reconocimiento como sujetas de derechos y actoras en la construcción de paz.

Tanto en Guatemala como en Colombia y en Argentina con las madres de la Plaza de Mayo, todos los ejercicios de construcción de memoria y de justicia que se han dado en los países en conflicto en América Latina, han mostrado que no solamente las mujeres son víctimas de la guerra y los demás sistemas de opresión, sino que están en el centro de la construcción de la paz, con una visión muy distinta sobre cómo tramitar los conflictos y como resolver problemas que resultan cotidianos y a la vez estructurales.

La gran deuda, es que a hoy, muchos de esos logros han tenido pocos avances en su implementación y las múltiples conflictividades que siguen marcando la vida de las mujeres.

Si bien en los últimos años se ha avanzado en la implementación de algunas medidas de género, hay muchas otras que todavía están relentizados.

IV: Colombia aparece como un claro ejemplo de avances, pero también de desafíos en cuanto a la justicia transicional.
DMSL: Si. En Colombia estamos en un punto de inflexión, el año que viene se cumplen diez años desde la firma del acuerdo de paz y el balance es bastante disímil. Si bien en los últimos años se ha avanzado en la implementación de algunas medidas de género, hay muchas otras que todavía están relentizados. Con un ritmo adecuado de implementación, el acuerdo en Colombia debería estar en 50% de implementación y en los puntos estructurales en el 60%; sin embargo y no superamos el 7%-10% en los puntos estructurales, particularmente por la polarización en relación al acuerdo de paz, que impide la destinación sostenida de recursos,  la respuesta integral a la conflictividad

Parte de la complejidad está relacionada con el contexto. Antes, lo que teníamos eran a las FARC como un actor preponderante en los territorios, había claridad sobre donde estaban, su estructura, su identidad, su agenda. Pero ahora hay una dispersión tal de los grupos armados que, además conviven con grupos estatales que todo es mucho más complejo.

IV: ¿Qué acciones están tomando las mujeres en esos contextos?

DMSL: Las mujeres estamos participando a todos los niveles, impulsando la cultura de la paz y los ejercicios de reconstrucción de la historia y la memoria que incluyen, entre muchos aspectos, el reconocer la otredad, la humanidad que hay en el otro, incluso en los que han infringido violencia contra nuestros cuerpos. Eso es el resultado de muchos aprendizajes que se fueron dando a través de los años. De manera particular, por ejemplo, las mujeres firmantes del Acuerdo de Paz están hoy sosteniendo la reincorporación y movilizando procesos comunitarios, por su parte las mujeres víctimas y defensoras están tensionado a la justicia para que se garantice la no repetición.

En el plano comunitario es urgente responder a las necesidades estructurales de quienes han puesto en mayor vulnerabilidad y cuya falta de oportunidades es instrumentalizada por el crimen organizado.

V: Estamos frente a nuevos escenarios con actores criminales transnacionales y Estados poco resilientes al crimen. ¿Cómo se construye paz en este contexto?
DMSL: Es un momento muy interesante en el que las mujeres estamos teniendo una visión más regional sobre el crimen organizado. Los estudios de seguridad desde la mirada de las mujeres son muy recientes pero ya están mostrando que los cuerpos de las mujeres son afectados no solo a nivel de país, sino que son sujetos de mercantilización que trascienden las fronteras. Esto se da en la forma de explotación sexual o el uso de los cuerpos de las mujeres para transportar drogas, o en otras funciones que cumplen las mujeres en las estructuras de crimen organizado. 

Por ello, el contexto regional requiere entender lo que ocurre y como está afectando de manera diferencial a las comunidades. Intervenciones alternativas y sostenibles que ofrezcan alternativas reales a las economías ilegales, el fortalecimiento de los mecanismos judiciales de cooperación transnacional, esto en el plano formal. En el plano comunitario es urgente responder a las necesidades estructurales de quienes han puesto en mayor vulnerabilidad y cuya falta de oportunidades es instrumentalizada por el crimen organizado.

IV: También aparecen los nuevos autoritarismos como un desafío.

DMSL: Si, y toman diferentes formas. El retiro de USAID (la agencia de cooperación de Estados Unidos) por ejemplo, sin dudas afecta a los procesos de construcción de paz . Además, la agenda de ultraderecha también afecta con sus discursos y políticas el ejercicio de derechos de las mujeres incluidos los derechos sexuales y reproductivos y en general con la gestión de nuestro cuerpo, desde la interrupción voluntaria del embarazo hasta los cambios de sexo y reforzando la idea de la militarización como central en la lucha contra el crimen. Este es un peligro que estamos enfrentando países que estamos en el período electoral, que será seguramente aprovechado para posicionar respuestas militares.

IV: ¿Cuáles son las perspectivas para el futuro?
DMSL: Yo tengo una mirada esperanzadora. Aunque estamos pasando por un momento en el que nuestra agenda está siendo cuestionada y limitada, creo que estos son los momentos donde aparecen las ideas más innovadores y transformadoras y estos son los que las mujeres tendemos a liderar. Hay una movida internacional para robustecer espacios para garantizar los derechos y el derecho internacional humanitario, y la generación de otros interlocutores que tengan una participación activa en la construcción de la paz. Y ahí entran los movimientos feministas que han ganado en unidad y en liderazgo en los últimos años. Tenemos que seguir exigiendo una revisión del sistema multilateral, tenemos que seguir elevando las banderas de la búsqueda de la paz y tenemos el deber de evitar las guerras.

Esta entrevista ha sido resumida y editada para mayor claridad.

El seminario internacional, organizado por Amassuru, “Retos para la construcción de paz en contexto de violencia” tendrá lugar en la Ciudad de México el 27 y 28 de noviembre de 2025. Los detalles de suscripción y acceso a la transmisión del evento están disponibles aquí.